Enero y febrero son meses de nuevos comienzos. Es una fecha en la que abundan las resoluciones y las metas a cumplir. Estas metas pueden abarcar cualquier aspecto de nuestra vida. Y estas pueden variar desde lo profesional a lo personal, como puede ser el graduarse de la universidad y conseguir un empleo mejor, comprar una casa, mejorar esa relación con nuestro Dios y desde luego no olvidamos el mejorar la salud y condición física. Para lograr cualquiera de estas resoluciones es necesario crear un plan de acción con metas claras que se puedan medir objetivamente y de forma específica. Al igual que cuando se planifica la ruta de un viaje con un mapa y una brújula debemos primero ver en dónde estamos, hacia dónde queremos ir y cómo llegaremos a ese lugar.
Hay un paralelo entre ese deseo constante de mejorar la capacidad de nuestro cuerpo con el mejoramiento de nuestra vida espiritual. En el capítulo tres de la carta de Pablo a los Filipenses vemos como el Apóstol a pesar de su gran crecimiento en fe admite que aún no ha logrado todo lo que él puede ser y que dejando el pasado atrás se mantiene firme avanzando hacia la meta motivado por el Señor. Lo mismo ocurre en nuestros esfuerzos para alcanzar la excelencia y nuestro máximo potencial a la hora de mejorar nuestra condición física. Debido a que no somos perfectos siempre hay espacio para mejorar y podemos usar como motivación el ver cuán lejos podemos llegar.
Lo siguiente es una guía básica para escoger metas y la manera de alcanzarlas de forma efectiva. A esta guía de cinco pasos se le conoce como metas inteligentes o “smart goals” en inglés. Es posible que hayan escuchado de este método anteriormente ya que es muy popular. Ahora veamos como lo aplicamos a nuestras metas de acondicionamiento físico.
Estos son los pasos a seguir para crear el plan de acción. En un papel en blanco escribe lo siguiente.
S – Meta Específica:
Aquí escribe la meta, lo que quieres lograr. Esta meta tiene que ser específica y clara. Ejemplo: en lugar de decir “quiero adelgazar o verme mejor frente al espejo,” puedes decir: “voy a bajar 3 tallas de ropa” o puedes decir “voy a bajar 20 lbs.” o puedes decir “voy a correr 2 millas en menos de 15 minutos.” Eso es una meta específica porque la puedes medir objetivamente.
M- Medible:
¿Cómo medirás el progreso? Debes tener un método específico que puedas usar continuamente para medir el progreso. En el caso de la meta de bajar de peso debes pesarte siempre con la misma balanza y tomar medidas de tu cuerpo o probarte ese pantalón que ya no te sirve como medida inicial. En el caso del pantalón usa el mismo para comparar más adelante. En el caso del corredor, mide tu tiempo en las 2 millas y anótalo de referencia. No olvides anotar la fecha de las medidas.
A- Acción:
Prepara tres columnas. En la primera llamada “comenzar” escribe tres cosas que debes comenzar a hacer para alcanzar la meta. En la segunda columna llamada “dejar de hacer” escribe tres cosas que debes dejar de hacer (obstáculos) para alcanzar tu meta. Y en la tercera columna escribe tres cosas que puedes o debes seguir haciendo para alcanzar tu meta. Quizás te des cuenta de que ya estás haciendo algunas cosas bien y solo te faltan ajustes menores. Las cosas para comenzar a hacer son más efectivas cuando substituyen directamente las que dejarás de hacer pero si no las puedes relacionar escribe las que se te ocurran. Con este paso descubrirás que sabes más sobre lo que hay que hacer que lo que pensabas. Por ahora no pongas más de tres por columna ya que lo empezarías a complicar y muchas veces los cambios pequeños son los que tienen grandes efectos.
Comenzar
Dejar de Hacer
Seguir haciendo
1
2
3
R- Realista:
¿Qué hace que esta meta sea realista? Debes ser capaz de decir claramente por qué la meta es realista. Bajar 40 lbs. en un mes no es realista. Reducir 5 minutos a mi tiempo en las 2 millas en una semana no es realista. Bajar 2 lbs. por semana es realista. Reducir esos 5 minutos en las 2 millas en 4 semanas es realista. Algunas metas pueden requerir un poco de investigación en el Internet o la guía de un Entrenador con experiencia para asegurarnos de cumplir con los parámetros de las metas inteligentes.
T- Tiempo:
¿Tendrás tiempo para lograrlo? ¿Será un momento oportuno? ¿Basado en la parte de A- acción, vas a sacar el tiempo necesario? Recuerda que nunca se tiene tiempo, usted hace el tiempo. Si no puedes hacer el tiempo entonces no es una prioridad para ti y no lograrás nada. Esto significa que nunca se está demasiado ocupado si realmente lo deseas, por lo tanto si dices que realmente lo deseas y no sacas el tiempo te engañas a ti mismo ya que la fe sin obras es fe muerta. Así que abre tu agenda y crea citas VIP a intervalos regulares contigo mismo(a). Estas citas no se interrumpen por nada ni por nadie, son tu tiempo.
El otro aspecto del tiempo es cuánto tiempo te das para llegar a la meta. Esto redunda en el realismo, debes llegar lo más pronto posible a la meta sin establecer fechas imposibles de cumplir. Si piensas que tienes todo el tiempo del mundo lo dejarás para después así que debes tener un sentido de urgencia como si te prepararas para una competencia atlética o un certamen de belleza. Así que en T- tiempo anotas en qué días y horas de la semana vas a entrenar y cuánto tiempo te vas a tardar (días, semanas, meses) en alcanzar tu meta específica.
Al completar tu plan preséntaselo al Señor en oración. Debes ponerlo en acción de inmediato y no esperar a fechas futuras para evitar procrastinar. Sácale copias a la hoja y ponla en lugares que te ayuden a recordar el plan. La puerta del refrigerador es un buen lugar para poner una de esas copias. Comparte tu plan con amigos y familiares para que te sirvan de apoyo.